En Moisés y el Monoteísmo Freud trabaja el tema del padre, como inscripción y transmisión de la ley por vía de la religión, la misma que por muchas generaciones vino a constituirse en el discurso del Amo que organizaba los lugares y el lazo social en occidente y que en la actualidad ha sido reemplazado por la ciencia. La referencia freudiana del origen de Moisés como egipcio, plantea la idea del padre como extranjero. En el texto sobre “La nueva economía psíquica”, Melman habla sobre esta idea del padre como un Otro, que habla otra lengua diferente a la materna y hace operar la posibilidad de una alteridad fundante que organiza la filiación. El padre real, agente de la castración, introduce la diferencia no solo de una generación a otra, sino también en el sentido de marcar un lugar de diferencia como cultura y al mismo tiempo en relación a establecer la singularidad del sujeto.
El mito del padre en Ecuador, es el del ancestro español, quizá sea la búsqueda del S1, el de la lengua española, inscripción que determina un origen y en donde el padre es ese Otro que dará lugar a su vez al Otro de la lengua. De hecho en Ecuador, el español que hablamos no es igual al de España, tiene sus particularidades, tiene su mestizaje, su modo de decir de lo Real propio a cada lengua.
El español es la lengua que se impuso y que hablamos, pero lo Real que retorna en los modos de hacer uso de esa lengua, en algunas expresiones como: “mande”, “tenga la bondad”, “no sea malito”, o “Dios le pague” , dicen de la dificultad que tuvo su transmisión al inscribir la alteridad del Otro. En el contexto de violencia como fue lo que se produjo en la colonización, lo que no cesa de escribirse se escucha cotidianamente en la lengua mestiza que hablamos, donde los diminutivos abundan y las construcciones como: “dame haciendo”, evitan el imperativo que quizá tiene sonido de agresión, o de imposición violenta.
En el texto: “El discurso en el colonialismo”, Melman (2002), plantea que,
“En la situación colonial, hay entre el amo (agente) y el objeto (el otro) una ruptura que funciona como si uno y otro pertenecieran, no al mismo espacio, no al mismo origen, sino a un espacio y un origen diferentes y, en una situación como ésta, vemos bien que el goce ya no será el elemento que los reunirá, sino que solamente habrá violencia ejercitada por el amo sobre el otro, sin tener ninguna preocupación sobre la comunidad que hubiera podido enlazarlos. Es una situación que tiene consecuencias prácticas muy importantes, puesto que el lazo entre los dos no podrá hacerse por la vía de ese pacto simbólico que pone en lugar ese goce común y que quiere que el interés del uno sea solidario con el interés del otro; solamente habría del lado del amo una violencia real y del lado del objeto (el otro) una rebelión real….Entonces, como ustedes ven, la situación colonial es una violencia contra el vínculo social establecido por el discurso y hace que ya no se pueda hablar de un lado o de otro; no se puede sino mandar o rebelarse, ….”(p.224)
En la colonia, la religión católica vino a ocupar el lugar del discurso Amo, dando cuenta de su influencia en nuestra cultura, lo que se mantiene hasta la actualidad, sin embargo, aún ese modo del padre se transmitió con la impronta de la violencia, del que la culpa y el castigo son la característica fundamental, así, el temor a Dios reproduce al Amo de la conquista y al esclavo que demanda de él, esto lo demuestra el decir de la población; “Dios le pague”, es la expresión de agradecimiento que coloca en el Dios padre el poder de hacer un lazo con el otro, y la posibilidad de pacificar lo adverso que las marcas de las grandes diferencias sociales y económicas dejaron, apaciguamiento imaginario que por lo tanto no es permanente. La frase “Dios le pague”, expresa además, el sometimiento a un discurso que esclavizó y dominó a los pueblos indígenas, lo que se hace evidente en el arte que encontramos en las imágenes religiosas que explicitan la barbarie de la conquista española, así como, en las tradiciones que persisten en nuestra cultura.
Nuestra sociedad todavía profundamente católica, recurre constantemente a construcciones míticas, que buscan aproximarse a lo Real a través del velo imaginario que la religión hace posible. Santos, ángeles y otras deidades, ofrecen algún recurso, algún sentido, a la hora de confrontarse con situaciones que desbordan al sujeto. Es el caso de los adolescentes y jóvenes *sicarios, de los cuales habla Fernando Vallejo, escritor colombiano, en su libro: “La Virgen de los Sicarios”, donde describe de manera cruda la realidad de Medellín en los años 90’, caracterizada por la violencia infundida por las mafias del narcotráfico y las dinámicas de los jóvenes sicarios en ese contexto. En esta historia los sicarios rezan a la virgen Maria Auxiliadora y le piden ayuda para llevar a cabo los asesinatos, o como dice el autor: “para que les salga bien el negocio”, así, el acto de asesinar, pasa por el pedido y casi ofrenda que se le hace a la virgen, en la oración que se le dirige demandando su protección. Filtro que permite a estos jóvenes aproximarse al real de dar muerte a otro, discurso donde se encarga, se pide a Otro (la deidad, la madre) responder por sus actos.
Esta historia fue escrita hace casi treinta años y al leerla me ha resonado totalmente actual y acorde a las circunstancias que estamos viviendo en el Ecuador. Varios pasajes de esta lectura ejemplifican el posicionamiento de los lugares del S1 y el objeto en el discurso. El autor es bastante crítico y hace caer en cuenta al lector, de los efectos del discurso del Amo en nuestras culturas marcadas por el catolicismo y los efectos de esto a nivel del lazo social.
Traigo dos extractos de la lectura:
“Era la peregrinación de los martes, devota, insulsa, mentirosa. Venían a pedir favores, ¿por qué esta manía de pedir y pedir? Yo no soy de aquí, me avergüenzo de esta raza limosnera….El murmullo de las oraciones subía al cielo como un zumbar de colmena. La luz de afuera se filtraba por los vitrales, para ofrecernos, en imágenes multicolores, el espectáculo perverso de la pasión: Cristo azotado, Cristo caído, Cristo crucificado. Entre la multitud anodina de viejos y viejas busqué a los muchachos, los sicarios, y en efecto, pululaban. Esta devoción repentina de la juventud me causaba asombro….La humanidad necesita para vivir mitos y mentiras. Si uno ve la verdad escueta, se pega un tiro” (p. 15)
“Sigamos hacia Sabaneta en el taxi en que íbamos, por la misma carreterita destartalada de hace cien años, de bache en bache: es que Colombia cambia pero sigue igual, son nuevas caras de un viejo desastre” (p.12)
Pero me pregunto si- como dice el autor-, ¿es el viejo desastre de hace 100 años, lo que está ocurriendo en la actualidad?, quizá hay variantes importantes a considerar.
La Virgen de los Sicarios fue publicado, cuando en el Ecuador ni imaginábamos que algo así podría sucedernos, gobernados por la ceguera y la sordera, encomendados a la gracia de Dios, olvidamos la vecindad que nos rodeaba, sin embargo, me pregunto si nuestros jóvenes sicarios conservan aquella dirección que hacía de la Virgen el destinatario de la angustia que acompaña al real de la muerte, o ¿si hoy es otra la pantalla a la que se le atribuye un poder posible de alcanzar y donde no hay mediación, o culpa que sostenga la subjetividad aún cuando sea imaginariamente?
Hace unos días un púber en la consulta me habla de un juego de video llamado: “Madcity” de Roblox, según él decía, en el juego habían tres personajes: ladrones, policias y superhéroes, sin embargo su interpretación del juego era que: el mejor lugar era el de “ladrón”, porque obtenía más dinero que los otros dos personajes. Fui a investigar sobre el juego y me encontré con una réplica exacta de lo que vemos a diario en las noticias de nuestra televisión nacional: armas, autos, bombas, robos, en el juego aún los policías roban (documentos).
Me pregunto si ¿del video juego a la realidad cotidiana -para este niño- no hay mucha distancia?, ¿qué es lo que hace filtro que permita diferenciar entre lo uno y lo otro?. “Roblox” es el juego del significante y la letra, es ahí donde él hace escuchar su síntoma: la compulsión de hacer pequeños robos en la casa de acogida donde vive y la resistencia que presenta a aprender a leer y a escribir. A la vez, el equívoco que la letra hace escuchar, entre roblox y robo*, da cuenta de lo que puede marcar la diferencia entre él y el entorno familiar del que proviene, sin embargo, eso resiste.
Algunos jóvenes que en nuestro medio se dedican a la práctica del sicariato manifiestan que las bandas los aleccionan en la idea de que el Estado, al igual que los policías son sus enemigos, lo cual de alguna manera fue reafirmado por el presidente, el día 09.01.2024 cuando declaró una “guerra” a las bandas delincuenciales ligadas al narcotráfico, luego de los incidentes violentos que ocurrieron el día en que la autoridad del Estado fue sobrepasada por el poder de las bandas (en algunos casos también llamadas “naciones”) que controlan el país. Ese día un grupo de jóvenes se tomaron un canal de televisión y sometieron con violencia a las personas que en él trabajaban, lo cual recibió una cobertura importante al ser transmitido “en vivo”. Más allá de que lo ocurrrido haya sido un montaje o no, me pregunto: ¿en todos estos episodios qué pasa con la alteridad? Si el lazo social sufre una ruptura y ya no es posible la circulación de los lugares entre S1 y S2, solo queda efectivamente la guerra, la violencia autorizada, matar es legítimo si hay que defenderse del “enemigo”. ¿Pero cuál es el enemigo? ¿Acaso es la pérdida de dirección que el discurso del Amo permitía en otros tiempos organizar? ¿A qué ordenamiento responden estas manifestaciones? ¿La “inquietante extrañeza” hoy se vuelve realizable, dando lugar a una sociedad paranoica en la que “defenderse” del otro es-al parecer- la única posibilidad de relación?.
Me pregunto además si los actos, de los jóvenes sicarios se encuentran aún en esa dimensión propia al tiempo de la adolescencia, caracterizada por la búsqueda de un lugar, o si están en esta otra dimensión donde no se trataría de la interrogación al Otro, sino de la respuesta al otro imponiendo un lugar, el de la muerte, ya sea asesinando o haciéndose matar, modo de suicidio que da cuenta de que el goce es el Amo que comanda. Así, las pandillas agrupadas en “naciones”, proporcionan a estos jóvenes un sentido de pertenencia y mejores condiciones de vida, aún cuando sea por un par de años, lo que el Estado por su fragilidad no ha logrado construir, ni garantizar.
Una colega me hizo llegar una noticia de Holanda, que hablaba de jóvenes, adolescentes sicarios que eran usados por las mafias de la droga, según la noticia se trataba de jóvenes que no encuentran un lugar en la sociedad, desempleados y casi siempre de orígenes ligados a la migración. Vemos entonces que no pasa sólo en el Ecuador, y que lo que enlaza a ambas circunstancias es, el narcotráfico, manifestación del poder del mercado que hoy por hoy sostiene y moviliza la economía del mundo, efecto del discurso capitalista, pero a la vez significante que adquiere diversos sentidos en función del contexto donde se produzca.
Algunos dicen que somos “ingobernables”, por varios años derrocamos presidentes, fueron otros tiempos, sin embargo, sabemos con Lacan que lo ingobernable, lo que no cesa de no escribirse, es lo imposible que, actualmente, el discurso del Amo en occidente, intenta forcluir y de lo cual dan cuenta los adolescentes con sus nuevas manifestaciones.
Finalmente, volviendo a las frases de Vallejo y adaptándolas a nuestros nombres propios podemos decir:
“Sigamos hacia Quito o Bilovan, en el taxi en que íbamos, por la misma carreterita destartalada de hace cien años, de bache en bache: es que Ecuador cambia pero sigue igual, son nuevas caras de un viejo desastre” .
*Roblox: nombre del administrador de una plataforma de videojuegos.
Robo: forma sustantivada del verbo robar
*Sicario: es un muchachito, a veces un niño que mata por encargo (Vallejo,2001)
Referencias